viernes, 14 de agosto de 2009

Éste es el padre de Joaquín.

http://www.almediam.org/PDF/donacion%20medula.pdf

En este artículo de prensa podéis ver quién es Joaquín Amills, el padre de Joaquín Fernández.

La famillia de Joaquín necesita vuestra ayuda.

¿Sabes qué ocurrió con Joaquín? ¿Tienes alguna información o sospecha? ¿Puedes ayudar de alguna forma?

Si es así... ¡¡¡ayúdanos!!! la familia de Joaquín te necesita.

E L MU N DO, LU N E S 8 D E D I C I EMB R E D E 2 0 0 8
MÁLAGA

JUAN SÁNCHEZ
MÁLAGA.– Hace once años
un niño se debatía entre la
vida y la muerte en el hospital
almeriense de Torrecárdenas.
Desesperados, sus
padres promovieron una
campaña para localizar en
todo el mundo un donante
cuya médula ósea fuera
compatible con la de su retoño.
Joaquín Amills, vecino
de la localidad almeriense de
Carboneras, y su esposa no
lo dudaron y se apuntaron al
banco mundial de donantes
de médula ósea de la Fundación
Internacional Josep Carreras
en un esperanzador
esfuerzo por evitar la tragedia.
Su solidaridad, como la
de otras tantas personas, no
impidió el fatal desenlace.
Sin embargo el pasado
mes de noviembre la campaña
que promovieron unos
padres afligidos ha dado sus
frutos. La sangre de Joaquín,
que no sirvió al pequeño que
le animó a convertirse en donante,
corre por las venas de
un desconocido que ha vuelto
a nacer. El proceso de donación,
que arrancó a mediados
de septiembre, ha
culminado con éxito en el
hospital regional Carlos Haya
de Málaga.
El 10 de septiembre, una
fecha que quedará marcada
en el corazón de Joaquín por
ser la víspera de la pérdida
en alta mar de su hijo, el teléfono
de su casa sonó. No era
el propietario de una lancha
neumática reclamando los
servicios de este reparador
de embarcaciones, era un
miembro de la Fundación Internacional
Josep Carreras.
Los registros de la analítica
que le efectuaron hace once
años para ingresar en el banco
mundial de donantes de
médula ósea apuntaban una compatibilidad
muy elevada con un
demandante. Era miércoles y le
citaron para el lunes en el hospital
Torrecárdenas para unas pruebas
más exhaustivas con las que determinar
el grado de afinidad. El
jueves, un accidente en el mar
provocó la desaparición de su hijo,
del que aún continúa sin noticias,
pero el duro revés no mermó
ni un ápice su solidaridad.
«Lo tenía claro cuando me
apunté de que llegaría hasta el final
», asegura Joaquín, que es
consciente de que, el transcurrir
del tiempo, en su caso once años,
provoca en algunas ocasiones que
los inscritos en el banco mundial
de donantes cambien de parecer
o no se vean con fuerzas para someterse
a la intervención quirúrgica
que propicia la salvación de
un desconocido.
Las primeras pruebas dieron
positivo, por lo que la Fundación
Internacional Carreras, que corre
con todos los gastos, le invitó a
acudir al Hospital Regional Carlos
Haya, donde se lleva a cabo el
resto del estudio previo a la donación
y se practican más extracciones
de sangre para la transfusión
que el donante necesitará durante
la intervención.
Todo salió conforme a lo esperado
y el lunes 24 de noviembre
ingresó en el centro sanitario. Llegó
tranquilo a su cita, pero, como
se dice en su tierra, con un títere
en la cabeza: «me dan pánico las
agujas». No obstante, Joaquín es
de los que opinan que «primero
está la solidaridad que el miedo
de uno mismo».
Al entrar en el quirófano
la anestesista se interesó por
el ánimo de Joaquín.
–¿Está nervioso?
–No, nervioso estaba ayer,
ahora estoy acojonado.
Pero la anestesia acabó
con el miedo. Son muchos
los conocidos de Joaquín
que le han preguntado si ser
donante de médula ósea es
cuestión de valentía, a lo que
siempre replica que es cuestión
de solidaridad. «En mi
caso, que me encuentro sin
uno de mis hijos, con días
sin comer ni dormir por saber
algo de él, es poder luchar
para darle fuerza a mi
hijo allá donde esté», comenta.
Tras abandonar el hospital,
un tanto maltrecho por
las punciones que le han
efectuado en crestas ilíacas
posteriores –en la parte inferior
de la espalda–, advierte
de que es difícil explicar lo
que se siente al saber que su
sangre correrá por las venas
de un desconocido al que ha
salvado la vida. «Es una sensación
de gratitud, porque
no he podido hacer nada por
luchar por la vida de mi hijo
y Dios me ha permitido luchar
por otra vida», sentencia.
Pero la tristeza por el recuerdo
no le quita la sonrisa
de la cara ni el buen humor.
«Merece la pena estar tres
días o tres meses jodido, lo
que haga falta, porque sabes
que otra persona va a tener
una vida digna», añade. Sin
duda, quien recibió la médula
ósea de Joaquín ha recibido
el mejor regalo que le
puedan hacer en el resto de
su vida.
La doctora María del Carmen
Villalta, miembro del
servicio de Hematología del
hospital Carlos Haya que estuvo
pendiente de la evolución de la
donación, explicó a Joaquín la importancia
de su gesto. La semana
anterior a su ingreso, un joven de
17 años había fallecido porque no
pudieron encontrar un donante
compatible. Otro chaval, que también
permanece encamado en el
hospital, ve como el tiempo se le
acaba. Por eso este donante altruista
no lo duda al animar a todo
el que le pregunta a enrolarse en
el banco mundial de donantes de
médula ósea.
Médula ósea: el regalo más codiciado
La sangre de Joaquín Amills corre por las
venas de un desconocido al que su médula
ósea le ha devuelto la vida.

2 comentarios:

  1. maria de las mercedes9 de agosto de 2010, 0:16

    deberia de existir mucha gente como tú...con tu solidaridad. a mi me gustaria, lo q no sé es donde dirigirme, no me importaria ayudar a alguien a seguir adelante.
    ojalá dios te premie algún día, aunq según nos dicen a los creyentes, q tenemos q pasar muchas pruebas duras en ésta vida, para llegar a la felicidad...dónde está la felicidad?...no lo sé, creo q en el corazón de cada uno de nosotros...bs y gracias

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  2. Emocionante. Realmente la solidaridad es un estilo de vida. GRACIAS

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